EL COSTE DE CONSTITUIR UNA EMPRESA

Como la política del Gobierno de LIBRE va en dirección a desestimular la iniciativa empresarial, por la creencia absurda que la empresa privada es enemiga del país, la consecuencia es la destrucción del empleo, lo que se está observando en el crecimiento de la economía informal en los cuatro puntos cardinales del país. La crisis económica agravada por esta conducta gubernamental, que hace imposible encontrar un puesto de trabajo, obliga a miles de hondureños a emprender sus pequeños proyectos empresariales para ganarse la vida o emigrar a cualquier costo.

Crear una empresa formal no es comida de trompudo, alguien que se atreve en este tiempo a constituir una empresa es una persona con mucho coraje, muy atrevida, no solo por las cargas sociales que golpean los presupuestos sino por los impuestos que están en el rango de los más altos en Centroamérica. Una carga social es un beneficio para el trabajador, sin duda, pero cuando se inicia una empresa y no se tiene el cuidado de medir los alcances de lo que implica asumir los pagos de las cargas sociales, quizás es por el entusiasmo, por ignorancia o por inconsciencia. Las cargas sociales en Honduras son muchas y una empresa que no logra captar los suficientes ingresos para cubrirlas, de antemano es una empresa que nace con la estrella del fracaso.

La tesis de los dirigentes de la izquierda hondureña, de que los empresarios al fundar una empresa no lo hacen para generar empleo sino para ganar dinero, es una manifestación trasnochada. La inercia de la economía está establecida en los factores que relacionan al capital con el trabajo. Una empresa nace para abrirse campo en el mercado, sus propietarios por lo general son personas que tienen experiencia en determinado rubro, saben cuántas personas requieren para ocuparse de la producción para el éxito de la empresa. En este primer instante el empresario sabe que lo primero que debe hacer es contar con determinado personal, para lo que elabora el presupuesto que debe cubrir la empresa, para pagar las planillas de trabajadores. Una empresa que no alcanza con los ingresos a cubrir los costos elementales que son las planillas y los pagos de servicios públicos, más los correspondientes impuestos, no tiene futuro, esta llamada al fracaso.

En esta situación se encuentran centenares, quién sabe si no miles de empresas medianas y pequeñas, agobiadas porque las ventas no corresponden a lo planificado. Cuando uno va a un restaurante y nota que apenas hay una o dos mesas ocupadas, entiende que es consecuencia de la crisis económica. Son pocos los negocios nuevos que se fundan en este tiempo, en cambio hay miles de personas queriendo abrirse campo como emprendedores, vendiendo alimentos por donde uno va pasando, hay un exceso de oferta de comida casera en las calles de nuestras ciudades. Y todas esas personas tienen derecho a realizar una actividad comercial de manera informal para sobrevivir.

Cuando vemos a la precandidata de LIBRE, Rixi Moncada, manifestarse contra la Ley de Empleo por Hora, con una sonrisa arrogante, nos preguntamos si dona Rixi, alguna vez, ¿ha pasado hambre en estos años en que ha sido privilegiada por recibir una buena remuneración del erario nacional? Seguro que no, porque goza del privilegio de recibir un buen salario y de tener acceso a las canonjías que dispensa estar al frente del gobierno. La Ley de Empleo por Hora propuesta en su momento por el diputado Mauricio Villeda Bermúdez es una puerta a un puesto de trabajo, que le permite generar un ingreso a un padre de familia, a una madre de familia y a los jóvenes.

Los cabezas calientes que exigen que para crear empleo debe hacerse cumpliendo el estamento laboral, no piensan en las necesidades que atraviesan los desempleados que pudieran devengar ingresos con un empleo por hora. En Venezuela, el salario mínimo actual es equivalente a unos 400 lempiras mensuales, y en Cuba no hay salario mínimo, porque al devengar 25 dólares al mes, una persona demuestra que es mejor ganar poco a no tener nada para comprar alimentos.

En Honduras pudiera haber muchos puestos de trabajo, con menos desempleados porque hay empresarios deseosos de invertir, pero la política de los funcionarios del gobierno que mantienen un discurso de confrontación contra el sector empresarial es el peor enemigo de los miles de desempleados que no ven esperanza en el Gobierno de Xiomara Castro para encontrar una oportunidad laboral. El gobierno ha comenzado su proyecto de clientelismo político, poniendo sumas de dinero en la mano de mujeres y hombres de la zona rural, dinero que busca comprometerles el voto. Pero ese dinero regalado por el gobierno nunca ha sido una solución para resolver el problema de la pobreza, más bien la agudiza porque las personas se acostumbran a tender la mano para que el gobierno les ponga una dádiva.

La solución es el empleo, y las empresas son la mayor fuente de empleo en todo el mundo. Sí el gobierno quiere combatir la pobreza, debe cambiar el discurso anti empresarial de Mel Zelaya, de Rixi Moncada y de otros funcionarios del gobierno como el director de CONDEPOR, Mario Moncada, quien se da el lujo de confesar que, con el buen salario, más los jugosos gastos de representación que percibe, tiene asegurado el futuro de él y de toda su familia. Dichosos todos estos sujetos que le restriegan en la cara a los desempleados, lo bien que la están pasando en el Gobierno de Xiomara Castro.

Así son las cosas y así se las hemos contado hoy viernes 3 de mayo de 2024.