DESFACHATEZ E IMPUNIDAD

La justicia es algo más que la congregación de jueces, magistrados, fiscales, abogados y demas profesionales y funcionarios del ramo. Es la interacción de todos los que integran el contexto de los justiciables, porque se supone que todos los mencionados, en determinado momento están para procurar que se haga justicia y no para hacer lo contrario. Nada más que en Honduras los servidores públicos de la justicia, especialmente algunos que asumen cargos sin despojarse del forraje político sectario, dan señales privativas de compromiso con el partido que los propone para el cargo.

El PLR no es propiamente un partido político sino una tribu donde un cacique manda y decide lo que debe hacer todo militante al que se le confía un cargo. En este partido nadie se atreve a opinar abiertamente, mucho menos a disentir con el dueño de la tribu, porque en ese momento le viene la muerte política. El magistrado Mario Díaz ha querido justificar su voto en favor del «Pacto de Impunidad», recurriendo a la monserga del golpe de Estado, excusa infantil para quien ahora ostenta una alta magistratura, aunque parece no darse cuenta del papel que desempeña ante la sociedad. Repite como un loro en el guayabal, que su voto para favorecer el «Pacto de Impunidad» fue para lograr la reconciliación por lo ocurrido en el golpe de Estado. Y dale con el tal golpe de Estado que no fue.

¿Es que acaso el magistrado Mario Díaz desconoce que fue la Corte Suprema de Justicia la institución que ordenó la suspensión de «La Cuarta Urna» por considerar que atentaba contra la Constitución de la República? Y que ante la rebeldía del entonces presidente Manuel Zelaya, ¿el Ministerio Público intervino, como era su deber, pidiendo a la Corte Suprema de Justicia que librara orden de captura contra el expresidente Zelaya por cometer desacato? Y que, tanto la Corte Suprema de Justicia como el Ministerio Público, a su vez, ¿ordenaron a las FFAA que se capturara y se pusiera en prisión al entonces presidente Manuel Zelaya por persistir en su afán de violar la Constitución de la República, al desacatar la prohibición de «La Cuarta Urna»?

Cuando el magistrado Mario Díaz fundamenta su voto en favor del «Pacto de Impunidad», no actúa como un magistrado de la justicia sino como un parlanchín más de la política sectaria. El magistrado Mario Díaz parece desconocer que nadie, ni el Presidente de la República puede cometer desacato a la ley, porque es el primero que debe tener temor a entrar en desacato, porque el desacato es un delito grave en el que los jueces y magistrados llevan el privilegio de ser los ofendidos. Un juez o un magistrado no puede permitir que nadie, ni el Presidente de la República, se rebele a acatar la ley, y sobre todo cuando se trata de la Constitución de la República.

Cuando el magistrado Mario Díaz dice que votó en favor del «Pacto de Impunidad», para recuperar la reconciliación nacional que se perdió por el golpe de Estado, que no fue tal, pasa por alto que en su partido, PLR, provoca escozor hablar de reconciliación. Y si no, que revise cada discurso de la Presidente Xiomara Castro, que concluye con una incitación a la «irreconciliación» cuando pronuncia con énfasis:  «prohibido olvidar». Ponerse a salvo de la vindicta pública, por votar en favor de la impunidad, con la excusa de procurar la reconciliación, es una desfachatez, algo absolutamente lamentable. Y hasta sospechoso que, los diez magistrados que votaron en favor del «Pacto de Impunidad», sean una gavilla de militantes comprometidos con el PLR, para cumplir misiones de proteger a los suyos y ser implacables con los militantes de los demás partidos.

No basta con tener magistrados que no sean prevaricadores ni extorsionadores para creer que tenemos un Poder Judicial, un verdadero magistrado tiene que ser una persona correcta y honesta, y que sea sobre todo una persona capaz de situarse por encima de las filiaciones ideológicas. Debe estar por encima de los juicios paralelos que le impone el partido político que auspicia su nombramiento para convertirse en magistrado de la Corte Suprema. Es imprescindible que sea independiente del poder político, pero de verdad. La necesaria independencia es lo que hace de un magistrado un juez respetable y honorable, caso contrario, un magistrado entregado a la directriz de su partido, como demuestra ser el magistrado Mario Díaz, y demas que apoyaron el «Pacto de Impunidad», no pasa de ser un operario del mandamás del partido gobernante. 

De hecho, los diez magistrados que votaron por el «Pacto de Impunidad» tienen bien ganada la medalla del desprecio, que es la que otorgan los mismos familiares a aquellos funcionarios que por sus malas actuaciones hacen que se sientan abochornados y avergonzados de tenerlos como familia.

Así son las cosas y así se las hemos contado hoy jueves 10 de octubre de 2024.