CARNAVAL CON CULTURA

Los carnavales en cualquier país donde se celebran se convierten en una explosión de alegría de los pueblos, en ellos converge la alegría mezclada con las expresiones artísticas y culturales. Un carnaval que se dedica solo al baile, olvidándose de las expresiones culturales, es un jolgorio para los que se encantan con la bebida, la comida y el jaleo, que por lo general termina en borrachera. La alcaldía de la capital debe trabajar un concepto distinto del carnaval que se ha venido celebrando en la capital, en el que vemos casi nada de la actividad artística-cultural que hay en nuestra capital.

Por lo general, en los años que se ha desarrollado el Carnaval de Tegucigalpa, lo que abunda es la bebida y la comida a lo largo del bulevar Suyapa, mal escogido como sitio carnavalesco, a mi juicio una mala elección porque esta gran avenida es vital por las conexiones que tiene con varias arterias que derivan hacia una gran cantidad de barrios y colonias, además de ser una avenida comercial que durante tres días es sometida a un encierro que afecta la actividad económica en todo sentido.

Los cuatro días que permanece cerrado el bulevar Suyapa es un verdadero calvario para una gran cantidad de negocios que operan giros comerciales distintos a los del carnaval, son cuatro días que se quedan casi en cero ventas, mientras todo lo que se instala a lo largo de unas diez cuadras, desde el puente frente a Televicentro hasta el puente a desnivel frente a Torrelibertad, está dedicado a las bebidas alcohólicas y diferentes comidas. El gran negocio de este carnaval se lo lleva la venta de cervezas, por lo que la empresa cervecera es la que hace el mejor negocio del carnaval, porque el día y la noche del carnaval vende millones de latas y botellas de cerveza.

No somos enemigos del carnaval, somos partidarios de la festividad, pero lo que no nos parece que es que nuestras autoridades municipales reduzcan su iniciativa solo a la pachanga y a la bebida, mientras las expresiones culturales y artísticas caen en el olvido. Lo rescatable del carnaval son las carrozas, que muestran las pequeñas inquietudes de los patrocinadores, que podrían convertirse el próximo año en verdaderas muestras artísticas, pudiendo contar con los grupos culturales de las distintas universidades, donde debe haber personal que se ha formado en el extranjero, de donde deben traer experiencias riquísimas que podrían adaptarse a la cultura de nuestro país.

El Carnaval de Río de Janeiro, no solamente está compuesto de escuelas de samba y mujeres hermosas, en su larga extensión hay muestras distintas de la cultura carioca y del resto de Brasil. A lo largo de la avenida del carnaval, hay centenares de muestras artísticas que da satisfacción a todos los gustos. En el Carnaval de Montevideo, aunque de dimensión más pequeña, todos los años se congregan los mejores conjuntos y grupos musicales uruguayos, que se mezclan con los argentinos, chilenos y brasileños. Los mejores pintores y escultores llegan a este carnaval, aunque predomina la música, pero concediendo espacios a las demás expresiones artísticas.

No hay razón para oponerse al Carnaval de Tegucigalpa, solo que en la fecha del aniversario de la capital por lo general vivimos la época lluviosa más intensa, en que solo con mucha suerte es que podremos tener un carnaval sin lluvias y esta vez no es la excepción. Entonces, por qué no acudir al pronóstico extendido que puede dar la oficina especializada en la observación del estado del tiempo, para identificar una fecha en que no haya lluvias intensas que puedan aguar la fiesta.

Porque en esta temporada lluviosa de finales de septiembre es cuando ocurren las inundaciones, particularmente en la zona sur, donde se presentará una situación verdaderamente paradójica, porque mientras en la capital miles de personas estarán borrachas de alcohol y alegría, en varias comunidades de nuestra zona sur centenares de familias hondureñas están con el agua hasta el cuello, al perder todos sus enseres y cultivos, y parte de su ganado en medio de las inundaciones. Es un contraste que solo la persona que no tiene fibra humana puede ver con indiferencia: mientras en la capital se baila al compás de un carnaval, en la zona sur centenares de hondureños rozan de nuevo la pobreza al perder sus cultivos, sus aves de corral que son muy valiosas y parte de su ganado queda diezmado por las inundaciones. Pero la vida es así, mientras unos gozan, otros lloran, como bien lo decía la inmortal melodía «La vida es un carnaval» de la inolvidable Celia Cruz. 

No es malo el carnaval, Tegucigalpa lo necesita por ser una ciudad triste. Lo que hay que hacer es convertir la festividad de la ciudad en un verdadero carnaval de música, arte, gastronomía y alegría, y no dejarlo como está ahora, un jolgorio de chupadera donde la diversión es una borrachera de cerveza y por lógica la única gananciosa es la empresa cervecera. Instamos a la alcaldía de la capital para que organice desde mañana, la celebración de un verdadero carnaval que enorgullezca a la capital.

Así son las cosas y así se las hemos contado hoy viernes 27 de septiembre de 2024.