El Consejo Nacional de Elecciones (CNE) confirmó la participación de catorce movimientos internos que buscan conquistar la candidatura presidencial correspondiente en los tres partidos políticos legalmente reconocidos: Partido Liberal, Partido Nacional y Partido Libertad y Refundación. Este es un paso crucial para el sostenimiento del proceso democrático hondureño, en el que descansa la estabilidad social, política y económica de nuestro país. El CNE, como máximo organismo electoral, presidido en este primer evento por la abogada Cossette López, está actuando con absoluta responsabilidad y cordura, tocándole el papel fundamental de conducir este proceso electoral primario, que es el banderillazo inicial de la carrera presidencial que concluirá en noviembre del próximo año.
De no ser por algunas pequeñas incidencias inherentes al carácter de cada partido, nos sentimos optimistas hasta ahora por lo bien que ha marchado el proceso en el contexto administrativo, esperando que los distintos movimientos políticos hagan lo posible por darle a los electores una fiesta cívica donde se erradiquen las controversias estériles casi siempre motivadas por las ambiciones desmedidas que surgen entre los mismos aspirantes. En el Partido Nacional, tradicionalmente conservador por su posición disciplinada, hay al menos cuatro movimientos, entre ellos Tito Asfura, Ana García, Jorge Zelaya y Carlos Urbizo, se mantienen con la bandera izada, con preferencia bien precisas de parte de los electores.
En el Partido Libertad y Refundación, es donde todo parece estar definido con anticipación, alrededor de la candidatura de Rixi Moncada, de acuerdo con la doctrina radical del PLR, que no permite demasiados espacios para que haya varios aspirantes, lo que ha motivado disconformidad en Rasel Tome y Rodolfo Pastor, entre otros. Mientras en el Partido Liberal, dos de los cuatro movimientos despuntan de una manera dinámica en la campaña, buscando la victoria. Salvador Nasralla y Jorge Cálix, indudablemente, son los aspirantes entre los cuales habrá de decidirse el liberalismo que ha mostrado mucho interés en el estilo político de Cálix y Nasralla.
A pocos meses del 9 de marzo del 2025, fecha de la concurrencia electoral primaria, el partido gobernante PLR es el que enfrenta el desafío más complicado, porque su candidata Rixi Moncada, según los datos que ofrecen las encuestas, está muy alejada de la simpatía popular, estrellándose en el muro del descontento popular que hay por la pobre administración del Gobierno de la Presidente Xiomara Castro, que además de las promesas incumplidas, refleja pobres resultados en los renglones donde hay más exigencia social como el de salud, en el que la titular ha demostrado una incompetencia que resulta pasmosa y penosa.
El reto que tiene el PLR es igual al que enfrento en su segundo periodo el gobierno de JOH, cuando la insatisfacción popular se lanzó a las calles, y a todos los sitios públicos, donde se sentía el rechazo general contra el gobierno, lo que se tradujo en las urnas con el voto de castigo al candidato nacionalista. Esa misma situación se está experimentando contra el PLR, que desde ahora anticipa un voto de castigo en contra de Rixi Moncada, a la que se le dan escasas o casi ninguna posibilidad de obtener una victoria electoral, lo que sería el peor resultado del PLR en su corta trayectoria electoral.
La percepción popular, que es el fenómeno que domina los escenarios donde está la intención de voto, son completamente adversos a la candidata del PLR, Rixi Moncada, sentimiento que considera que el PLR solo puede ganar las elecciones mediante el fraude, usando todo el poder, incluyendo la vocación de acudir a la coacción con el apoyo de las FFAA, en caso de obtener un resultado adverso, y decidiera apropiarse del proceso electoral por la fuerza. Esto por supuesto, desde ya acarrea un grave desprestigio contra las FFAA, especialmente por el parcialismo del comandante del Estado Mayor Conjunto, Gral. Roosevelt Hernández, sin embargo, ha trascendido que una buena cantidad de oficiales de la institución castrense se ha declarado en desacuerdo con Roosevelt Hernández, por lo que no acompañarían al alto mando en una maniobra que para el resto de la alta oficialidad seria deshonrosa y antipatriótica.
Fuera de estas disquisiciones, al confirmar el CNE la participación de catorce movimientos de los tres partidos políticos, en nuestra experiencia como observadores del acontecer político desde 1980 hasta hoy, podemos decir que es satisfactorio el alto número de movimientos que entran a la brega electoral en busca de alcanzar el objetivo político que es llegar al poder por medio del respaldo del voto de la mayoría de los ciudadanos, que es la fuente de la democracia. Además, que, por primera vez se vislumbra en el escenario político la posibilidad de que se conforme después de las elecciones primarias, una coalición entre sectores del bipartidismo, que no será una alianza tradicional, donde campea la repartición de cargos. La coalición según lo que se percibe, de llegar a conformarse, busca un objetivo que está por encima de la simple repartición de cargos públicos.
Así son las cosas y así se las hemos contado hoy viernes 20 de diciembre de 2024.