A medida que se acerca el fin de año, los expertos proyectan que el lempira terminará con una devaluación del 3% frente al dólar, alcanzando los 74.20 centavos. Este deslizamiento, impulsado por la política monetaria del Banco Central de Honduras (BCH) y los compromisos con el Fondo Monetario Internacional (FMI), busca alinear la moneda local con su valor real en el mercado. Sin embargo, aunque este ajuste es considerado necesario, tiene un impacto directo en la economía diaria, encareciendo productos esenciales como alimentos, combustibles y medicamentos.
El impacto de esta devaluación ya es visible, con un aumento en el costo de los bienes importados y un encarecimiento de los préstamos debido al ajuste en la Tasa de Política Monetaria (TPM). Aunque las exportaciones y las remesas se benefician, la carga recae principalmente sobre los ciudadanos de a pie, que ven cómo su poder adquisitivo se ve reducido. Con la devaluación alcanzando un 2.89% en lo que va del año y una proyección de un tipo de cambio de hasta 25.40 lempiras por dólar, los economistas coinciden en que, a pesar de los esfuerzos por estabilizar la moneda, el desafío sigue siendo reducir la dependencia de las importaciones y dinamizar la producción local para proteger a las familias hondureñas del alza de precios.