Juan Orlando Hernández es condenado a 45 años de prisión.

Este miércoles, el expresidente hondureño Juan Orlando Hernández Alvarado fue sentenciado a 45 años de cárcel por un tribunal federal en Nueva York, Estados Unidos, tras ser hallado culpable de conspirar para importar cocaína y otros delitos conexos. Vestido con un overol verde olivo y una camiseta gris, Hernández Alvarado compareció ante el juez Kevin Castel, quien dictó la histórica sentencia después de meses de un juicio que reveló vínculos estrechos entre la política y el narcotráfico en Honduras.

Durante el juicio, el expresidente mantuvo su inocencia y criticó lo que describió como una persecución política y una justicia selectiva. A pesar de sus argumentos, el juez Castel fundamentó la condena en evidencias que demostraron la participación de Hernández en actividades ilegales, destacando su papel en facilitar el tráfico de drogas y proteger a narcotraficantes a cambio de favores financieros y políticos. La sentencia, que también incluye cinco años de libertad supervisada, marca un hito en la historia de Honduras, resaltando la profundidad de la corrupción que permea las esferas del poder.



La repercusión de esta sentencia trasciende las fronteras de Honduras, destacando los desafíos persistentes del país en la lucha contra el narcotráfico y la corrupción. Aunque Hernández fue extraditado durante el mandato de su sucesora, Xiomara Castro, el impacto de su condena plantea interrogantes sobre la integridad de la clase política hondureña y la efectividad de las instituciones para combatir el crimen organizado. Con otros implicados en casos de narcotráfico aún pendientes de sentencia, la nación centroamericana se enfrenta a un panorama complejo que exige transparencia, reformas institucionales y un compromiso renovado con la ley para restaurar la confianza y promover el desarrollo sostenible.