El Aston Villa rozó la hazaña en Villa Park, en una de las noches más emocionantes que se recuerdan en el fútbol europeo reciente. Tras un inicio desastroso y con un 0-2 en contra antes de la media hora —goles de Hakimi y Nuno Mendes tras letales contragolpes del PSG—, el conjunto dirigido por Unai Emery resurgió como un vendaval. Tielemans, McGinn y Konsa devolvieron la esperanza con una remontada parcial que puso el marcador 3-2 y dejó al equipo inglés a solo un gol de forzar la prórroga. La grada, contagiada de ilusión, empujó hasta el final, incluso con la presencia real del príncipe Guillermo y su hijo Jorge, pero el milagro se esfumó entre atajadas salvadoras de Donnarumma y ocasiones desperdiciadas.
El PSG de Luis Enrique, que volvió a sufrir como en octavos ante el Liverpool, resistió el vendaval inglés y se clasificó para las semifinales de la Liga de Campeones, donde enfrentará al ganador entre Real Madrid y Arsenal. Villa Park vivió su noche más intensa en décadas, pero el sueño de Emery —que aún tiene clavada la espina de aquella remontada del Barça en 2017— se escapó por centímetros. El Villa hizo lo más difícil: levantarse del 0-2, pero cuando tuvo todo para culminar una remontada histórica, le faltó precisión y suerte. En el fútbol, como en la vida, hay ocasiones que no vuelven.