
Nadie, posiblemente nadie, se ha aferrado tanto al mito del golpe de Estado como el Partido Libertad y Refundación (PLR), que es un esquema con el que juegan los partidos, que no propiamente de izquierda, son organizaciones políticas autoritarias que se barajan con proyectos ideológicos que buscan gobernar a perpetuidad, y con el que han tenido éxito en Cuba, Venezuela, Nicaragua y por supuesto, con el ejemplo mayor que está en Rusia con Vladimir Putin al frente. El golpe de Estado es el argumento de estos proyectos políticos como el PLR, aunque a veces se descuidan y se les voltea la tortilla. Nada más que, en los partidos de oposición, los políticos actúan como los ratones, que siempre pasan huyéndole a los gatos, y cuando se sienten acorralados, le terminan entregando el queso, como sucedió en 2021.
Sin embargo, para golpes no hay como el PLR, partido que tiene una maestría en dar golpes, y golpes que se llevan de jonrón toda la institucionalidad. En enero de 2022, el PLR se adueñó de la junta directiva del Congreso Nacional con un golpazo que fue todo un vergajazo, como en los tiempos de la edad de piedra. Aquel año, cuando ya el pleno había elegido a la junta directiva en propiedad del Congreso, el alto mando del PLR envió al diputado Rasel Tome secundado por una pandilla de montoneros, expertos en tirar patadas, y a empellones y puntillazos sacaron a los directivos que habían sido electos legalmente por el pleno parlamentario, para imponer por la fuerza bruta a Luis Redondo, acompañado por una grulla de diputados, que desde entonces permanecen en forma ilegal y en condición de usurpadores al frente de un Congreso, produciendo una cascada de ilegalidades, que tarde o temprano deberán ser reparadas para rescatar la dignidad del Congreso Nacional. Este fue el primer golpe institucional del PLR, con el que empezó a consagrar su carrera golpista, porque desde entonces, el PLR todo lo ha conseguido a través de golpes de todo tipo.
El boicot a las Elecciones Primarias fue un golpe de Estado, en todo el sentido de la palabra, porque, el objetivo era evitar que los ciudadanos ejercieran el sufragio, un derecho constitucional, para lo cual el PLR contó con la complicidad del alto militar de las FFAA. Privar a los ciudadanos de acudir a las urnas es un golpe de Estado, porque, de acuerdo a la doctrina, el golpismo es la acción que se da para provocar un cambio violento en un país, con el fundamento del caos político. Como el PLR se proponía que los ciudadanos simpatizantes del PL y PN no pudieran depositar el voto, al ocultar las urnas en forma deliberada, buscaron desestimular a los electores para que abandonaran los centros de votación. Esto es un acto propio de las tiranías, cuando no pudiendo soportar la presión de sus errores y los embates de la oposición, deciden coartar el derecho al voto mediante diferentes ardides, como el de ocultar las urnas, que fue usado por el chavismo en Venezuela en un par de elecciones.
El del 9 de marzo es un golpe punible, hablando penalmente, porque está tipificado como un delito el intentar impedir que los ciudadanos puedan depositar su voto, que era el objetivo del PLR, objetivo frustrado por el coraje de los electores que se aguantaron en los centros de votación hasta que llegaron las urnas, cosa que sucedió 9, 10 y hasta 12 horas después, cuando la gente resistió en sus centros de votación, un acontecimiento histórico mundial.
Ahora el PLR, usando ardides dizque legales, contando con la complicidad del Ministerio Público, pretende desestabilizar al CNE levantando requerimientos fiscales contra personal intermedio del organismo, para impedir la declaratoria de las Elecciones Primarias, en la que seguramente el PLR saldrá mal librado, porque al no poder impedir que los electores de los partidos de oposición votaran, con su raquítica militancia el PLR saldrá flaco en los resultados finales, no obstante que inflaron a sus anchas las urnas de sus candidatos.
Este día ha trascendido que en un hotel se han estado preparando requerimientos fiscales contra mandos intermedios del CNE, dejando en paz por el momento a las dos concejales Cossette López y Ana Paola Hall, debido a los pronunciamientos internacionales que han servido como una capa protectora. El golpe lo quiere dar el PLR para impedir que se haga la declaratoria de los candidatos en los tres niveles, porque al final las proyecciones, conforme va avanzando el conteo, da como partido ganador al PN, mientras que el PL le está descontando ventaja al PLR, y teniendo los liberales mayor número de actas que restan por contabilizar, es probable que el PLR ocupe el último lugar como partido.
Impedir el conteo de los votos y evitar la declaratoria de las elecciones es otro golpe que también es un golpe punible, porque la intención es boicotear el proceso de un acto institucional sagrado como es el sufragio del pueblo, que puede derivar en un caos político y a la vez económico. Por lo que, siendo un delito de graves consecuencias, como es darle el tiro de gracia a un evento donde el pueblo manifiesta su voluntad de elegir a sus autoridades, la ilegalidad disfrazada de legalidad, contando con la complicidad del Ministerio Público, da como resultado una acción golpista.
Por lo tanto, el PLR, que tanto se ha valido del mito del golpe, ha caído en la triste situación de acudir a los golpes. Golpe de Estado, el del 9 de marzo, y golpe punible el que intenta darle al CNE, para desbaratar un proceso electoral legítimo en el que salió mal librado por obtener menos votos, aun habiendo inflado sus urnas. El PLR salta entonces de la piscina al fango, de ser favorecido por el golpe de Estado, a propiciador de varios golpes. Sin duda, los del PLR son todos unos «maestros en el golpismo».
Así son las cosas y así se las hemos contado hoy lunes 31 de marzo de 2025.