
La familia Hernández García, originaria de Honduras, ha vivido un duro proceso luego de que su hija de 10 años fuera diagnosticada con un tumor cerebral. En el último año, realizaron varios viajes a Houston, Estados Unidos, para recibir tratamiento médico, pero esta vez, su destino final no fue un hospital, sino la frontera sur de Texas, donde fueron detenidos y deportados a México. La familia, compuesta por dos padres indocumentados y cinco hijos, vive actualmente en México sin acceso a atención médica. La hija sigue recuperándose de una cirugía cerebral, y otro hijo padece una afección cardíaca. Además, el hijo mayor, de 17 años, quedó en Texas. Las autoridades mexicanas han informado que no han logrado localizar a la familia.
Este caso refleja las estrictas políticas migratorias de Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump. A pesar de contar con documentos médicos, los agentes migratorios detuvieron a la familia por no tener papeles válidos, ignorando su justificación médica. Fueron separados y tratados de manera inhumana en un centro de detención. La familia optó por ser deportada junta para evitar la pérdida de la custodia de sus hijos y fue dejada en México. La niña continúa con secuelas de su cirugía, con inflamación cerebral que le dificulta hablar y moverse. La familia y la organización Texas Civil Rights Project han lanzado una petición para exigir la reunificación y que los niños reciban la atención médica que necesitan.