
Con este título, el periodista David Alandete, corresponsal en Washington del influyente diario ABC de Madrid, España, publicó un relato descriptivo de todas las anomalías que pudo observar el domingo anterior, mientras cumplía su misión de observador internacional en las Elecciones Primarias en nuestro país. Sin quitar ni poner nada a lo ocurrido, el periodista David Alandete, se limitó a contar los disturbios y el caos artificiosamente hilvanado por el partido gobernante PLR, con el único propósito de impedir el desarrollo normal de un evento que no tuvo nada de fiesta electoral como pretende hacerlo creer el sector oficial, pero que si tenía la consigna de enturbiar el clima para hacerlo invivible, coaccionando pasivamente a los electores para que desistieran de votar y se marcharan a sus casas, aunque lo que tuvieron fue un fracaso rotundo, cuando los electores nos «paramos en treinta» con nuestra capacidad de aguante, en varias urnas hasta 12 horas, hasta que los abusivos se dieron por vencidos y soltaron las urnas.
Entre otros apuntes de su «Diario de un desastre electoral», el periodista español David Alandete expone sus breves relatos que a la vez constituyen denuncias de las irregularidades, muchas de las cuales nosotros constatamos por haber sido testigos durante 12 horas que aguardamos para poder votar: «urnas que no llegaron en todo el día o llegaron hasta en la noche, electores votando hasta cuatro veces, disturbios, caos, de lo que ABC pudo observar unos comicios primarios muy sospechosos que beneficiaron al partido de izquierda de la Presidente Xiomara Castro. La votación debía haber comenzado a las siete de la mañana, pero eran las seis y media de la tarde y en varios centros de votación no había ni urnas, ni actas, ni papeletas, solo caos. Desde temprano las irregularidades se acumularon: colegios sin material electoral, urnas que no llegaban, centros de votación que jamás abrieron, en fin… lo que comenzó con desconcierto terminó en indignación.
Sigue diciendo el periodista español Alandete: cuando las urnas llegaron lo hicieron de madrugada, mientras tanto, en las redes circulaban imágenes de urnas tiradas en cunetas, autobuses abarrotados con cajas presidenciales repletas de actas y papeletas. La sorpresa dio paso a la furia y la furia a los disturbios. El Ejercito se desentendió y el gobierno también. La entrega de las urnas que debía estar asegurada por las Fuerzas Armadas quedó en manos de empresas privadas que pasaron de alquilar camiones a improvisar autobuses, sin escoltas ni garantías. Una elección caótica y más cuestionada que nunca, donde el oficialismo se impone entre denuncias de fraudes. Un anciano bajaba y subía las gradas en un centro electoral cada vez más furioso, diciendo indignado con la voz rota: «nos están robando el voto». Pero no era el único, hondureños indignados, denunciaban que el gobierno estaba impidiendo la participación de los votantes opositores, principalmente del Partido Nacional y del Partido Liberal. Lo que debía haber sido una jornada electoral transparente se convirtió en una muestra de desorganización y sospecha, la duda inevitable era si fue por incompetencia o una jugada deliberada.
Los biométricos no funcionaban, los técnicos del Partido Liberal no sabían operarlos. Estos dispositivos diseñados para escanear códigos QR y verificar identidades para evitar fraude, terminaron siendo un obstáculo insalvable. El descontrol tecnológico era total. Lo que debía ser una elección limpia y organizada se convertía en un rompecabezas de errores, negligencia, sospechas de fraude y un país completamente fragmentado. El destino de Honduras está en juego, las elecciones de noviembre podrían definir si avanza hacia una consolidación democrática o si vuelve al ciclo de crisis y desconfianza en su sistema electoral. Lo visto en estas Elecciones Primarias no augura nada bueno, finaliza su relato el corresponsal en Washington del prestigioso diario ABC de Madrid.
La titulación del evento electoral del domingo «Diario de un desastre electoral» es incuestionable e inobjetable. La desfachatez con que altos oficiales del EMC de las FFAA, en una comparecencia pública, intentaban deshacerse de su grave irresponsabilidad en las Elecciones Primarias, retrata la pobreza moral del alto mando militar, lo que nos obliga a plantear que «las FFAA están descalificadas moralmente para custodiar las elecciones de noviembre próximo, habiendo demostrado el domingo su baja ralea actual, al convertirse en cómplices del atentado contra las Elecciones Primarias que tenía todos matices de un golpe de Estado, por haber intentado hacer que las Elecciones Primarias fracasaran en perjuicio de Honduras y su sistema democrático. Lo del domingo anterior no fue una fiesta electoral, lo que hubo fue una rebelión cívica del pueblo hondureño al resistir en forma valiente en sus centros de votación, presionando en forma silenciosa hasta que los abusivos tuvieron miedo y llevaron las urnas en horas de la noche cuando los electores se volcaron a votar, dando una soberbia lección de dignidad a quienes con el apoyo de los militares intentaron echar a perder las elecciones primarias para hacer creer que la candidata oficialista Rixi Moncada era la más votada… cuando lo cierto es que Rixi Moncada fue la candidata más inflada.
Así son las cosas y así se las hemos contado hoy jueves 13 de marzo de 2025.