
Ante el aumento de un «flujo migratorio inverso» desde el norte hacia el sur, Panamá y Costa Rica establecieron un protocolo conjunto para garantizar el retorno ordenado y seguro de migrantes irregulares a sus países de origen. Durante una reunión entre los ministros de Seguridad de ambos países, Frank Ábrego y Mario Zamora, se acordó que los migrantes serán concentrados en el Centro de Atención al Migrante (Catem) en Costa Rica, donde se registrarán sus datos y se realizará un control biométrico. Posteriormente, serán trasladados a puntos estratégicos como Metetí o Los Planes de Gualaca, para finalmente ser repatriados mediante vuelos financiados por Estados Unidos.
Este esfuerzo se enmarca en un memorando de entendimiento entre Panamá y EE.UU., que busca devolver a los migrantes que cruzaron la peligrosa selva del Darién. El presidente panameño, José Raúl Mulino, propuso fortalecer esta cooperación durante la visita del secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio. Ambos países buscan asegurar un proceso «ordenado, legal, humanitario y seguro», mientras enfrentan el desafío de un flujo migratorio que, aunque lento, muestra una tendencia creciente. Con medidas como el transporte en autobuses y la asistencia en albergues fronterizos, Panamá y Costa Rica dan un paso firme hacia una gestión migratoria más eficiente y humana.