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Cuando en los años 80, Ronald Reagan ganó la presidencia de EEUU, el mundo entro en vilo. Un ex actor de Hollywood que se había convertido en gobernador de California, alcanzó tal popularidad en la escena política que le ajustó y le sobró para lograr la candidatura por el Partido Republicano, con un discurso pragmático de contenido fuerte, ubicado en una ultraderecha desde la que proponía la defensa de la democracia, sin medias tintas, siendo el primer gobernante que izó la bandera del combate al narcotráfico, que florecía en Colombia con una mafia sanguinaria, donde los capos pagaban sumas extraordinarias para comprar su ingreso a la política, como lo hizo el inolvidable Pablo Escobar, que llego a ser senador de la República.
A Reagan, a quien sus adversarios en América Latina apodaron el ʹcowboyʹ, no le tembló la mano cuando le tocó invadir Granada, la pequeña isla caribeña que bajo la gobernatura de Maurice Bishop se convirtió en aliada de Cuba, de Nicaragua y de la Unión Soviética, decidiendo construir un aeropuerto de gran dimensión para uso militar que estaría a la disposición de sus aliados cubanos y soviéticos. Bishop fue derrocado internamente por sus adversarios, pero sus aliados cubanos y soviéticos sumieron a Granada en un ambiente hostil para los ciudadanos estadounidenses que vivían en la isla, lo que fue el detonante para que Ronald Reagan contando con el apoyo de dos gobiernos isleños, entre ellos el de Jamaica, decidiera invadir la isla, derrocando al gobierno de turno que antes del incidente había derribado y ajusticiado a Maurice Bishop.
La era Reagan la continuó el sucesor George Bush, que en 1989 ordenó la invasión a Panamá para capturar al hombre fuerte panameño de aquel tiempo, el Gral. Manuel Antonio Noriega, por sus vinculaciones con el narcotráfico. Noriega, endiosado por el aura del Gral. Torrijos, creyó que, blandiendo un machete en la plaza central de Panamá, podía desafiar al gobierno de EEUU, presidido por George Bush, sucesor de Reagan. Un comando de marines se bastó para entrar a Ciudad de Panamá, unos pocos helicópteros sobrevolaron la zona del Canal y el resto de la ciudad, para que los policías y militares fieles al Gral. Noriega quedaran impávidos ante la invasión estadounidense que no pidió permiso para capturar a Noriega y llevarlo a EEUU donde fue condenado por sus vinculaciones al narcotráfico, permaneciendo en prisión hasta que, enfermo de gravedad, fue devuelto a su país donde falleció poco tiempo después.
En el gobierno de Reagan, Bishop el gobernador de la pequeña isla de Grenada, entregado por completo al gobierno comunista de Cuba, desafiaba con un discurso altisonante antiimperialista a EEUU, hasta que una mañana, un operativo estadounidense invadió la isla, y puso fin al gobierno de la pequeña isla, que había sido entregada a Cuba y a la Unión Soviética. Reagan fue muy claro en su posición imperialista, apoyando a la primer ministra Margaret Thatcher cuando esta se decidió a mostrarle el poderío militar británico al gobierno militar argentino, que pretendía reivindicar como propias las Islas Malvinas, destruyendo las modestas fuerzas defensivas marinas de Argentina, con centenares de muertos y manteniendo la posesión territorial de las Malvinas bajo el dominio de los ingleses.
Estos retazos históricos corresponden a dos gobiernos Republicanos, el de Ronald Reagan y su inmediato sucesor George Bush. Este lunes comienza la segunda era Trump, un personaje que, aunque no igual a Ronald Reagan, tiene ciertos rasgos de impetuosidad bastante parecidos. En un comparativo de acciones, varios observadores norteamericanos dicen que igual que Reagan, Trump no admite discusión cuando se trata de demostrar el poderío de EEUU. Su doctrina «hacer a EEUU grande de nuevo» significa recuperar la grandeza que se pierde cuando gobiernan los demócratas.
Trump llega dispuesto a imponer las reglas del juego: no podemos sostener la aparente grandeza de Canadá, o los canadienses pagan los aranceles o que acepten ser el estado 51 de EEUU, no podemos sostener la avalancha migratoria que llega de México y otros países latinos, y no es justo que Panamá le aplique a EEUU tarifas por el uso del Canal que no corresponden, siendo que el Canal fue construido por EEUU. En el mismo contexto político esta Honduras como una pieza clave en una zona estratégica, en la que EEUU no quiere dar ningún tipo de concesiones a sus rivales, China y Rusia, que ya empezaron a hacer acto de presencia en varios países centroamericanos.
No muy distante del marco geopolítico, está el tema del narcotráfico, que EEUU combate con especial prioridad, un problema muy enraizado en Honduras, y actualmente muy debatido en la Corte del Distrito Sur de Nueva York. Trump ha declarado su intención de perseguir a los narcotraficantes como terroristas, por lo que las autoridades de EEUU, basadas en la ley que en 1988 permitió que un operativo de la DEA llegara a Tegucigalpa, capturando al capo Juan Ramon Matta, puedan realizar acciones similares, una vez que el Gobierno de Honduras ha suspendido el tratado de extradición.
Bajo esa advertencia del gobernante de EEUU, todas las personas que han sido vinculadas al narcotráfico quedan en la mira del gobierno de Trump, por lo que no sería extraño que a partir de este año las autoridades de EEUU realicen operativos de captura de aquellas personas que caigan en la calificación de terroristas por sus vinculaciones con el narcotráfico.
Así son las cosas y así se las hemos contado hoy viernes 17 de enero de 2025.