El triunfo categórico de Donald Trump frente a la candidata demócrata Kamala Harris, deja una serie de lecciones políticas y sociales que debe asimilar en primer lugar la sociedad de Estados Unidos, porque la victoria del expresidente fue tan inobjetable que dejó boquiabiertos a las encuestadoras que resultaron desatinadas en cuanto a predecir un resultado reñido, es decir, una diferencia escasa que conducía a un posible empate, lo que hacía predecir que el resultado se conocería hasta en los siguientes días. No hubo ni una cosa ni lo otra, el resultado no fue apretado como lo anunciaban, sino superiormente ventajoso para Trump, y con un desenlace electoral conocido en pocas horas, mientras que la candidata demócrata Kamala Harris perdió estados que los demócratas consideraban parte de su reducto electoral.
Tanta contundencia hizo bajar los niveles de crispación en los diferentes sectores de EEUU, porque suele suceder que al ganar con tanta ventaja una elección, el vencedor se humaniza y se vuelve humilde, mientras al buen perdedor no le queda más que ennoblecer el orgullo para felicitar a quien le ha vencido en buena lid. Ahora bien, aunque Trump ganó en forma arrolladora tiene escollos serios con la justicia, del que solo puede salvarse el mismo, con el poder que le otorga la misma ley, para librarse por la vía del indulto de todos los casos pendientes con la justicia, en donde el nuevo presidente es imputado por delitos graves, siendo el más delicado el asalto al Capitolio, donde se le instruye una causa por insurrección. Darse un baño de inocencia de esta manera es el desmoronamiento del Estado de Derecho.
El caso de Donald Trump es único, se trata de una persona que, habiendo delinquido, pudo afrontar una campaña donde aparentemente estaba contra las cuerdas y, sin embargo, haciendo de tripas corazón, pudo vencer a una candidata rival, a la que maltrató a más no poder, hasta indisponerla contra el electorado blanco de EEUU, que terminó volcado en las urnas votando por la promesa de Trump de hacer de EEUU de nuevo una nación grande y poderosa.
Para los hondureños, el triunfo de Trump no deberá tener más repercusiones que aquellas que tienen que ver con los intereses de las empresas e inversionistas de EEUU instaladas en nuestro país. Y naturalmente, el asunto de la inmigración, sobre el que hay tener una lectura correcta, no sobresaltada, porque como hemos dicho, ningún gobierno deportó más hondureños que el de Barack Obama. Aunque es posible que, en el primer año de gobierno, Trump quiera dar la impresión que está dispuesto a cumplir la promesa de campaña de hacer deportaciones masivas.
Lo que debe tomar en cuenta la clase gobernante hondureña es que el primer año de gobierno de Trump coincide con el ultimo año de gobierno de la Presidente Xiomara Castro, que a la vez es un año con dos procesos electorales, uno de elecciones primarias y el segundo de elecciones generales. Las elecciones de ayer sirvieron para demostrar que EEUU sigue siendo la primera democracia del mundo, donde el pueblo decide en las urnas su propio destino, eligiendo a sus autoridades principales.
EEUU querrá ver la refracción de su ejercicio electoral en Honduras en el 2025, para lo que demandará de los políticos hondureños un compromiso serio para realizar elecciones primarias en marzo y elecciones generales en noviembre, en forma democrática, limpias y transparentes, para lo cual deben emplearse los mecanismos que se usan en la democracia moderna, como la biometría y el sistema de transmisión de datos, que deben ser confiados a empresas debidamente acreditadas con una trayectoria inmaculada, que garantice resultados electorales confiables.
Con las elecciones de anoche, EEUU confirmó que sigue siendo el mejor ejemplo de democracia en el mundo, un atributo incuestionable que le da la mayor autoridad para demandar de los demas países del mundo que imiten su ejemplo de elegir sus autoridades en forma democrática, limpia y transparente, en que, el ganador sea el que triunfe sin acudir a los artificios fraudulentos y el perdedor, que tenga la suficiente entereza de reconocer la victoria del adversario.
Sin duda que el evento electoral estadounidense donde triunfó Donald Trump, es un factor favorable para que en Honduras la democracia siga su curso en forma inalterable, de manera que tanto en las elecciones primarias como en las generales, nuestro país abra las puertas a la mayor observación internacional que venga a constatar que las elecciones primarias y generales sean democráticas, limpias y transparentes como las elecciones donde el líder republicano Donald Trump se impuso en forma categórica e inobjetable a su contendora Kamala Harris.
Así son las cosas y así se las hemos contado hoy miércoles 6 de noviembre de 2024.