UNA AMENA REUNIÓN

Los medios de prensa publicaron la fotografía de la amena reunión sostenida entre la familia presidencial hondureña Zelaya Castro y la embajadora de EEUU en Tegucigalpa, Laura Dogu. Conforme la nota de la oficina del gobierno, la familia presidencial invitó a la embajadora y esta atendió la invitación para departir en la residencia campestre de Xiomara Castro, siguiendo el patrón diplomático de EEUU de hablar con los gobernantes electos por el pueblo. El mundo diplomático se rige por las reglas de la cortesía y en este sentido nos parece que la embajadora cumplió con su deber, que es el de representar a su gobierno ante el gobierno y pueblo de Honduras.

Sin embargo, en una reunión de este tipo, cuando no es el gobierno sino la familia gobernante la que invita a la embajadora de EEUU, país del que el Gobierno de la Presidente Xiomara Castro busca distanciarse en todo momento, asalta la inquietud en la opinión pública por la razón o razones que tuvo la Presidente Castro, para juntar al séquito familiar para departir con la representante de EEUU, a la que le lanzan dardos a cada momento, cuando se atreve a emitir alguna declaración, como cuando fustigó al jefe del Estado Mayor de las FFAA y a la ministra de Defensa, Rixi Moncada, por acudir a una cita con el Gral. Padrino López, calificado como uno de los jefes del «Cartel de los Soles», la organización narcotraficante que sostiene al gobierno chavista de Nicolás Maduro.

La diplomacia es sinónimo de cortesía, y también de hipocresía, por lo que hay que tener claridad que un embajador no es un agente personal, es el representante de un gobierno y, por lo tanto, su deber es velar por los intereses de su país, y no del país donde está acreditado. Una diplomática de trayectoria como la señora Dogu está curtida de experiencia, en la que seguro ha tratado con todo tipo de personas que ejercen el poder y gobiernan un país. Llegó de Nicaragua donde trató con un hueso duro como es Daniel Ortega, archienemigo declarado de EEUU. Y le asignaron Tegucigalpa, donde debe lidiar con el dueño del partido gobernante, el PLR, don Manuel Zelaya Rosales, también enemigo declarado de EEUU.

La embajadora Dogu ha visto en estos casi tres años de Gobierno de la Presidente Xiomara Castro su poco o ningún interés de trabajar con el gobierno de EEUU, y su deseo de aproximarse cada vez más a China Continental, país que busca adentrarse en Honduras, donde tenemos una cultura de amistad bien fincada con EEUU, por los antecedentes históricos fundamentales de apoyo de todo tipo, pero especialmente, por la bondadosa acogida a una corriente migratoria hondureña que se ha establecido en varias ciudades estadounidenses desde hace más de 7 décadas. Hoy, esa diáspora de compatriotas constituye el sostén fundamental de la economía hondureña con el envío de sus remesas. 

Con esa data extraordinaria, los gobiernos hondureños deberían hacer todo lo posible por mantener buenas relaciones y aprovechar al máximo los programas de cooperación que nos ofrece EEUU, cosa que no ha sucedido en el Gobierno de Xiomara Castro, que se ha esmerado en alejarse cada vez que puede del gran país del norte, mientras busca afianzar relaciones políticas con China Continental, que como decíamos ayer, no es un buen socio comercial, porque su objetivo es ganar y ganar, vendiéndonos todo lo que pueda, comprando barato y poco de lo que producimos.

Teniendo en cuenta esta conducta del Gobierno del PLR, estimamos que la invitación de la familia gobernante no fue para consolidar lazos de amistad con la embajadora Dogu. Y que, más se debió a los temores de posibles extradiciones de personas vinculadas a la familia gobernante. Sobre todo, porque el gobierno de EEUU sabe que el tratado de extradición con nuestro país no puede ser derogado por el Gobierno del PLR, siendo un instrumento que estará vigente hasta tanto el Congreso Nacional proceda a su derogación.

Es posible que la reunión entre la embajadora Dogu y la familia gobernante, fue muy amena hasta el momento que la diplomática le planteó a la Presidente Xiomara Castro la conveniencia de mantener la extradición, siendo que es el único mecanismo disuasivo y combativo contra el crimen organizado y especialmente contra el narcotráfico, que es el flagelo que más persiguen las autoridades de EEUU. Quizás la embajadora Dogu estuvo muy agradecida por la invitación de la Presidente, porque en el plano de la reunión familiar pudo haber aprovechado para manifestarles que las extradiciones no dependen de la embajada, sino que son asuntos que emanan propiamente de las resoluciones de las cortes de EEUU, donde se siguen ventilando varios casos relacionados con el narcotráfico, en los cuales se mencionan más personajes políticos hondureños, entre ellos varios del Gobierno del PLR.

Así son las cosas y así se las hemos contado hoy viernes 25 de octubre de 2024.