Antes de abordar el tema de este día hago una aclaración necesaria. El público podría creer que tengo mala voluntad personal contra el diputado Luis Redondo, por las continuas críticas que le formulo por sus malas actuaciones como funcionario público, cuyo salario se paga con mis impuestos que religiosamente canceló al fisco. Quisiera que el diputado Redondo nos brindara la oportunidad de dedicarle un elogio alguna vez, pero toda su trayectoria, desde que fue impuesto de manera ilegal en la presidencia del Congreso por Rasel Tomé, ha sido un desparpajo de ilegalidades. Por lo que, no es nada extraño que Transparencia Internacional, en las mediciones que realiza sobre el funcionamiento de los organismos públicos, encuentre al Congreso Nacional como uno de los dos parlamentos del continente, con los mayores índices de corrupción y falta de transparencia.
El diputado Luis Redondo, que desde el principio se jactó de tener una agenda donde no habría cabida para la corrupción, en el plano de la verdad, es de los funcionarios más oscuros que recordamos haber conocido desde que vimos cómo funcionaba el Congreso Nacional a partir de 1982. No hay comparación alguna con otros diputados que han desempeñado ese alto cargo, Luis Redondo es el rey de la oscuridad y la ilegalidad, con la misma desfachatez con que trata sus asuntos personales maneja la dirección del Congreso Nacional. Hay que hacer esta aclaración necesaria, lo que se mide es la administración del Congreso Nacional que está bajo la responsabilidad del presidente del parlamento, y no sobre el pleno, porque el papel de la asamblea, solo debe medirse por asistencia y producción legislativa.
Transparencia Internacional ha escudriñado el desastre administrativo que hace la Presidencia del Congreso Nacional, que igual que el PLR, maneja el presupuesto del Congreso Nacional como si fuera su hacienda personal. Dice un viejo refrán español que «el que nunca ha tenido, cuando llega a tener, loco se puede volver» una expresión antigua que tiene una aplicación exacta para el diputado Luis Redondo, a quien conocimos desde que era niño, porque, por esas cosas de la vida, fuimos compañeros de labores con un familiar suyo, a quien guardamos mucho respeto y admiración en las lides de la radio, hasta el momento de su fallecimiento.
Por esas circunstancias, habríamos deseado que el sobrino del gran amigo Ricardo Redondo, el gran actor de teatro y hombre de radio, hubiera descollado en la vida pública en forma limpia y honrosa, pero desde sus inicios lo vimos caminando en la política por los senderos escabrosos del oportunismo, hasta el momento en que sacó las uñas y traicionó a Salvador Nasralla, quien lo sacó del anonimato en el que su actuación más brillante era hacer sonar un bombo mientras jugaba la Selección Nacional.
El despilfarro de los dineros del Congreso Nacional por la administración oscura e irresponsable del diputado Luis Redondo nos concierne a todos los ciudadanos que pagamos impuestos, sentimos que Luis Redondo se burla de todos los contribuyentes, porque piensa que durará mucho tiempo en el cargo, y creemos que lo conseguirá mientras el PLR se mantenga en el poder, lo cual es una posibilidad seria sí los políticos de oposición no son capaces de leer bien los escenarios.
Redondo no compra a todos los diputados, adquiere la conciencia inmoral de los diputados del PLR y un buen número de diputados suplentes del mismo partido, a los que incorpora de una forma ilegal, aprovechando ciertas ausencias de diputados propietarios, con una viveza ratonil muy propia de las personas indecentes. Derrochar el dinero del Congreso con una arrogancia gansteril, expone al diputado Luis Redondo como un candidato a ser alcanzado por el brazo de la justicia tarde o temprano. Porque, aunque haga todo lo posible por disfrazar sus fechorías con un falso barniz de legalidad, todo aquello que es violatorio deja huella; los mecanismos de la tecnología moderna lo registran todo con la mayor fidelidad, de manera que aunque pasen los años, una vez que la justicia vuelva al cauce normal y salga de las manos oprobiosas de magistrados que responden al control oficial, veremos a todos los funcionarios que han hecho escarnio de la decencia administrativa, como Luis Redondo, huyendo de la justicia o desfilando hacia la cárcel, que es el sitio que se merecen todos aquellos que llegan al poder a abusar de los dineros públicos.
Duele predecir este escenario, porque aún no se borra de nuestra memoria la inmensa amistad que tuvimos con el gran amigo Ricardo Redondo, pero ni esa profunda amistad puede obnubilarnos para rehuir la responsabilidad crítica, que no responde a enemistad alguna, para criticar la mala actuación del diputado Luis Redondo que le ha hecho mucho daño a Honduras. Y por burlarse de los contribuyentes, que vemos con dolor, como una persona que ha perdido el juicio por haber escalado tanto poder con el respaldo del propietario del PLR, se cree con todo el poder para derrochar los dineros del Congreso, que son sustanciados con el pago de nuestros impuestos.
Así son las cosas y así se las hemos contado hoy viernes 18 de octubre de 2024.