México es un gran país, no solo por su extensión territorial sino por el abanico cultural que es extraordinario, especialmente su música folklórica que caló desde el siglo pasado en el sentimiento de los hondureños, como por sus expresiones cinematográficas que han perdurado por décadas enteras. En ambos canales los hondureños nos hemos sentido identificados con México, y como ese país ha sido una verdadera meca donde los artistas de otros países han buscado la consagración internacional, hacia él han emigrado cantantes, músicos, poetas, periodistas y escritores hondureños, de manera que podemos decir que México y Honduras han sido dos países hermanados. Excepto en la política, en que no hemos tenido muchos vínculos y no creemos que debemos afanarnos por tenerlos en estos tiempos, porque el modelo político actual de México no es el espejo conveniente para vernos y replicarlo.
El partido gobernante MORENA es una ambigüedad de inocultables contradicciones, guiado por su fundador Andrés Manuel López Obrador, conocido como el PEJE, todo un experto en el oportunismo y el maridazgo con los grupos del crimen organizado, de acuerdo con lo que sostiene un nutrido sector independiente de opinión pública de México, que tiene la valentía de desmarcarse del mafioso sector oficial mexicano encabezado por MORENA de López Obrador.
El Estado de Derecho en México actualmente es una construcción teórica, porque, aunque conserve de hecho algún predicamento legal, jurídicamente es impropia, porque igual que nos sucede en Honduras, el gobierno ha cooptado las instituciones con políticos comprometidos con el partido MORENA, haciendo que se pierda la independencia de las instituciones. Poco a poco, el partido MORENA desplazó el viejo esquema del PRI, partido que estuvo en el poder por 70 años, nada más que el cambio fue peor para México, porque López Obrador logró lo que nadie hizo en el PRI, convertirse en caudillo, dejando en la sucesión a un hijo que es hábil para los negocios y para el enriquecimiento rápido, y quien se dice es el poder tras el trono en el nuevo gobierno de México.
Apenas unas horas del nuevo gobierno de la señora Claudia Sheinbaum, la voz popular mexicana ha empezado a darse cuenta cómo es la nueva estructura del gobierno de MORENA, donde el hijo de López Obrador es el poderoso factor de cuya voz dependerá que se mueva o no una determinada situación. La nueva presidente mexicana estará al frente de un gobierno cuyo poder se asienta en el principio de la dinastía López Obrador, que por medio de su hijo será quien dicte la pauta que debe seguir la presidente Claudia Sheinbaum.
A pesar de esta debilidad congénita, México como país, gobernado por una dictadura perfecta como calificó Mario Vargas Llosa al PRI, tuvo un par de períodos regidos por el PAN, de inclinación centroderecha con dos gobiernos seguidos, independientes, presididos por Vicente Fox y Felipe Calderón, que no fueron exitosos en la lucha contra el narcotráfico que se ha apoderado y se ha enseñoreado en el gran país mexicano. Y como ha sucedido en otros países, los mexicanos quisieron probar con el populista Andrés Manuel López Obrador al frente de su partido MORENA, que ahora logra imponerse con un estilo caudillista, llevando a una mujer muy preparada, de formación marxista y militante de un movimiento guerrillero colombiano que ha estado conectado con el narcotráfico para mantener sus actividades.
En ese horizonte, México no es el modelo político que nos conviene a los hondureños, ni siquiera para hacer consideraciones que sean dignas de imitar, porque México ha seguido el camino retorcido de las dictaduras disfrazadas como el PRI y ahora MORENA. Cuando vemos a la Presidente Xiomara Castro aparecer muy entusiasmada con su colega mexicana Claudia Sheinbaum, no nos sorprende, porque el PLR de Honduras cuaja muy bien con el modelo populista-demagógico del partido MORENA de México y sus vinculaciones que son las mismas.
En lo económico, México tiene un universo de problemas, por lo que carece de capacidad para poder cooperar con Honduras. México no es una fuente de empleos como para atraer migrantes hondureños, sus gobernantes han sido francos al priorizar sus puestos de trabajo para los suyos, siguiendo el patrón nacionalista tradicional que repite una y mil veces: «México para los mexicanos». No hay nada que hacer si quisiéramos establecer una diáspora migrante hondureña en México, porque en ese dogma de «México para los mexicanos» ya hemos visto como en varias ciudades los mexicanos gritan consignas contra los migrantes extranjeros, entre ellos hondureños, a los que consideran una penetración que no es bienvenida en México.
Con México seguiremos manteniendo relaciones cordiales, muy fraternales, seguiremos disfrutando de su música y sus artistas, consumiremos y usaremos muchos de sus productos, pero hasta allí nomas. Su modelo político dictatorial dinástico, antes con el PRI, y hoy con MORENA, no va con el modelo democrático hondureño. Una cosa es que el PLR compagine con la dinastía López Obrador de México, porque está en la misma línea familiar dinástica, pero el modelo político mexicano no es el espejo en que queremos vernos los hondureños. Para evitar caer en el pozo de la dinastía familiar, los hondureños tenemos el poder del voto a nuestro alcance para continuar siendo una democracia.
Así son las cosas y así se las hemos contado hoy miércoles 2 de octubre de 2024.