UN ESTADO DE DECEPCIÓN

El Premio Nobel, Werner Heisenberg, físico alemán que desarrolló «el principio de incertidumbre» fue el autor intelectual de la importante frase: «las ideas no son responsables de lo que los hombres hacen de ellas». Si aplicamos esta reflexión a los resultados del estado de excepción que ha venido extendiendo la Secretaría de Seguridad del gobierno, habrá que concluir que la misma medida aplicada por las autoridades salvadoreñas ha tenido resultados positivos, mientras que en Honduras, donde el gobierno ha querido imitarla, los resultados no se ven, conforme la prensa nacional proporciona reportes alarmantes del incremento de la violencia criminal, y como el delito de extorsión lejos de ser neutralizado cada vez es un rubro delictivo que cobra auge en perjuicio de los propietarios de pequeños y medianos negocios que resultan fulminados por los inclementes extorsionadores.

Entre El Salvador, donde el estado de excepción es una medida que, aunque criticada, ha dado frutos al mejorar de manera favorable las condiciones de seguridad en la población, comparado con la mala copia que se hizo en el Gobierno de Honduras por la Secretaría de Seguridad, lo que tenemos aquí es un «estado de decepción» porque los titulares de la mencionada Secretaría, que caminan en un desencuentro que no permite el entendimiento requerido en estos momentos de crisis, están dando cátedra de una incapacidad para enfrentar la delicada situación de inseguridad que mantiene en zozobra a los hondureños.

Los ciudadanos estamos desconcertados con el ministro de Seguridad, persona que está más dedicado al tema político como otro activista importante del Gobierno de LIBRE, en lugar de estudiar a fondo el comportamiento de los diferentes grupos antisociales y criminales que han aprendido, casi a la perfección, cómo eludir a la policía en sus diferentes ramas. Las capturas de antisociales que aparecen en las fotografías y filmaciones de televisión, es un resultado insignificante en relación con las cifras trágicas de personas muertas reportadas a diario, a causa de la extorsión.

Partimos de esta base para afirmar que la debilidad del Gobierno en materia de Seguridad se desglosa en los siguientes términos: no hay una estrategia efectiva de parte de las autoridades de Seguridad para enfrentar la ola de extorsión que se ha expandido en todos los sectores del país. Esta realidad se manifiesta con la gran cantidad de personas que, por no pagar la extorsión, son ultimadas en forma violenta, mientras los responsables de la Secretaría de Seguridad se mantienen en un absoluto silencio, siendo los voceros los que no hayan qué inventar para hacerle creer a la población que la policía hondureña siempre está en vigilia.

Estamos inmersos en una profunda crisis económica, en gran medida provocada por la situación de inseguridad que vive el país, sin la menor expectativa de mejorar a corto plazo, lo que está provocando problemas serios de inestabilidad social y económica en todos los sectores de la nación, generando reacciones en la ciudadanía cuando ve que se hacen inversiones, más con el propósito de premiar a comerciantes intermediarios que hacen compras de maquinarias ineficaces, como las llamadas «Black Mamba» que de leguas se ve que no son artefactos sólidos que sirvan para enfrentar a los grupos antisociales organizados, que están demostrando tener más experiencia y más inteligencia que los titulares de la Secretaría de Seguridad.

Un vehículo tan caro como son los «Black Mamba», que se prende en fuego por las altas temperaturas, es una especie de camioneta de cartón, vehículos en la que, seguramente, los antisociales ya le descubrieron el lado flaco y sabrán que, lanzándole un objeto impregnado con combustible, basta lanzarle un fósforo para que arda y se consuma como el más inservible de los aparatos. El asunto es que, conforme las investigaciones periodísticas que hemos leído en la prensa nacional, la transacción para adquirir los «Black Mamba» tiene el mismo lado oscuro de la compra de los hospitales móviles, en que la compra de los tales «Black Mamba» fue más para favorecer a los intermediarios, amigos del gobierno o de los líderes de LIBRE, que para adquirir aparatos de movilidad para la policía en el combate de la criminalidad.

Ante la ausencia de compromiso con el pueblo hondureño y especialmente con los sectores más perjudicados por el delito de extorsión, los titulares de la Secretaría de Seguridad y el resto del gobierno actúan como lo hacen los populistas y los demagogos en todo el mundo. Toda la culpa la echan a los de atrás, a los gobiernos anteriores, queriendo encubrir su desastrosa incompetencia, y de esta manera pretenden esconder su responsabilidad en el incremento de la violencia criminal. Pero, con la radicalización de pretender engañarnos a los ciudadanos, haciéndonos creer que las malas decisiones más los desaciertos que están a la vista, no tienen nada que ver con el auge de la extorsión, agregado el aprovechamiento para que intermediarios afines al Gobierno de LIBRE hicieran su agosto con la adquisición de los tales «Black Mamba», que son tan inútiles como los carritos de juguete, la misma Secretaría de Seguridad, con su inefectividad e ineficiencia, hace que la situación de inseguridad como está, parezca insoluble.

Es decir, sin solución a corto plazo, por lo menos hasta que la Secretaría de Seguridad siga en manos de oficiales que están dedicados más a labores políticas, para complacer al Partido LIBRE, aunque sus salarios los estamos pagando los contribuyentes.

Así son las cosas y así se las hemos contado hoy miércoles 22 de mayo de 2024.