El maltrato que están dando las autoridades de gobierno a nuestros compatriotas migrantes en EEUU, no corresponde en lo absoluto al esfuerzo que hace este valioso contingente humano que desempeña los trabajos más sacrificados para ganar un ingreso para poder enviar remesas a sus familiares, dinero que al ingresar al sistema financiero se convierte en divisas para las reservas del Banco Central.
El asunto es que, no hay que ver todo esto solo desde el ángulo simplista del envió de remesas, hay que comenzar por el esfuerzo inicial del migrante, contar los riesgos que debe atravesar para llegar a EEUU y obtener un puesto de trabajo, para ganar dólares y enviarlos a Honduras. Irse a EEUU por la vía ilegal, como lo hace la mayoría de nuestros compatriotas, implica vivir semanas y hasta meses de angustia. Cuantos hondureños hay que no lo lograron y al treparse a la temible «Bestia», perdieron partes de su cuerpo y otros perdieron la vida, o fueron secuestrados por grupos criminales mexicanos, y lejos de ayudar a sus familiares, terminaron pidiendo auxilio económico para que sus captores les perdonaran la vida.
Todos estos compatriotas, además de vivir momentos de angustia para cruzar la peligrosa travesía y llegar a su destino, cuando lo logran, llegan a vivir en un estado de soledad salvaje. Hacinados en pequeños cuartos, de donde salen solo para ir a su sitio de trabajo, viven para trabajar, sabiendo que una salida a cualquier otro lugar, puede ser la última si llegan a encontrarse con la «Migra», la temible policía que vive a la caza de migrantes indocumentados.
Antes de llegar a EEUU, muchos compatriotas no se imaginan esta parte, pero cuando llegan a alguna ciudad de EEUU se dan cuenta que les espera una vida en soledad que deben soportar, y muchos de ellos no saben cómo afrontarla, y cuando se desesperan y salen a tomarse momentos de relajamiento, en algún bar o venta de comestibles, son capturados por la «Migra». Quizás no sea justa la frase de Nietzche cuando dijo que el valor de un hombre se mide por la cuantía de soledad que le es posible afrontar. Pero, cómo afrontar 16 horas de trabajo al día, sin la tranquilidad que puede tener una persona que labora una jornada y sabe que puede disfrutar un par de horas para relajarse.
Los hondureños en EEUU son obreros caminantes, que viven en el abismo de la soledad, y ninguna soledad es amena como le dijo don Quijote a Sancho Panza. Como muy bien lo describió el inmortal Guillermo Anderson en «Aló Mamá»: aquí pasamos más huyendo de la «Migra» que trabajando. Por eso, es inaceptable el maltrato y el desprecio con que tratan a nuestros compatriotas migrantes las autoridades del gobierno. Haberles cobrado mil dólares por un documento que no les fue entregado por las autoridades consulares de la Cancillería, hablando en el lenguaje que le encanta a los políticos de LIBRE, es un golpe y una estafa a su economía. El Ministerio de Finanzas se embolsó 45 millones de lempiras y ahora se resiste a devolverle a cada compatriota lo pagado sin ser correspondidos con el documento.
El vicecanciller Tony García, condiciona la devolución mediante un trámite engorroso que implica reprogramación de citas, algo que además de costoso es arriesgado para los compatriotas, además de costoso en lo económico, porque movilizarse desde el lugar donde trabajan hasta los deficientes consulados hondureños es algo sumamente complicado que los expone a perder el trabajo. Fácil trabajar en una oficina de la Cancillería con aire acondicionado, carro a la orden y un buen salario. Esa es la vida chiche don Tony.
El trato de las actuales autoridades a nuestros migrantes es humillante y a la vez denigrante, no se puede tratar con tanto desprecio a un sector de la nacionalidad que ha emigrado por la falta de oportunidades, por las malas políticas de los gobiernos, que han venido trabajando sin sonrojos para crear las condiciones desfavorables que han obligado a una especie de exilio forzado a miles de hondureños que prefieren arriesgar la vida realizando un viaje donde deben tomar todo tipo de riesgos, con tal de llegar a EEUU donde hay trabajo asegurado para todos los migrantes.
Con toda la razón del mundo, el compatriota Juan Flores, dirigente de la principal organización de migrantes en EEUU, ha denunciado al gobierno hondureño por estafar a los migrantes hondureños, que en efecto es lo que han cometido las autoridades del gobierno. La forma tiránica de tratar a los migrantes hondureños que, haciendo todo tipo de sacrificios, inyecta dólares a las reservas internacionales de Honduras, responde a la maldad institucionalizada cuando un gobierno trabaja en contra de la dignidad de un sector heroico, que con su sacrificio sostiene nuestras reservas internacionales, que terminan siendo malgastadas en caravanas fastuosas de funcionarios inútiles que viajan a Qatar, a Europa y últimamente a Venezuela.
Así son las cosas y así se las hemos contado hoy lunes 22 de abril de 2024.