Nery Alexis Gaitán
Seguimos insistiendo en que la defensa del sistema democrático es la prioridad nacional. Sobre él descansa el desarrollo del país; y, sobre todo, la paz y la búsqueda del bien común. No podemos permitir que se pierda el sistema de vida que hemos elegido la mayoría de los hondureños. Honduras es un país demócrata y lo continuará siendo.
Los acontecimientos ocurridos desde que Libre llegó al poder, indican que está a punto de perderse nuestro sistema democrático. Las señales son obvias y no pueden ignorarse.
Libre, que es un partido de tendencia izquierdista y cuya agenda política versa alrededor del fracasado Socialismo del siglo XXI, es de tendencia antidemocrática y dictatorial. El familión que se ha instaurado en el poder así lo confirma.
Lo triste, es un populismo de izquierda, cuyo único propósito es enriquecer a sus dirigentes. Y en ningún momento aboga por una mayor equidad social, ni siquiera mejorar en lo más mínimo la calidad de vida de las grandes mayorías que son los pobres.
Irrespetando la independencia de poderes, han tenido injerencia directa en el Congreso Nacional, donde ilegalmente han impuesto una junta directiva que aprueba sus fines políticos. Es así que aprobaron un pacto de impunidad, colocaron a sus seguidores en la Procuraduría General, en la Corte Suprema de Justicia y recientemente han nombrado fiscales interinos en el Ministerio Público, lo mismo ocurrirá con los funcionarios que faltan por nombrarse.
Todo esto con la finalidad de instaurar una Asamblea Nacional Constituyente para perpetuarse en el poder. De momento están abogando porque continúe la crisis en el Poder Legislativo para que no se instaure la nueva legislatura el 25 de enero de 2024. De esa forma, darán fin a nuestro sistema democrático y se instalará la dictadura Zelaya en nuestra patria.
Ante esta difícil situación social, provocada por Libre, ha surgido el Bloque de Oposición Ciudadana, que es el frente de la oposición demócrata en el Congreso, al cual se le han ido anexando diversas organizaciones de la Sociedad Civil y el pueblo en general, para defender nuestro sistema democrático y el Estado de derecho.
Es así que se han efectuado marchas patrióticas en las principales ciudades del país y seguirán realizándose a lo largo y ancho del territorio nacional, con el fin de demostrarle a la familia Zelaya, y la cúpula antipatriótica de Libre, que el pueblo hondureño defenderá hasta las últimas consecuencias el sistema democrático.
Con estas marchas a favor de la paz y la democracia, el pueblo le está enviando un contundente mensaje al gobierno, que no desea que sigan las confrontaciones y la división en la familia hondureña. Y que debe consensuar para el bien del país, con las fuerzas de oposición.
Sobre todo, estas marchas patrióticas son la contundente demostración de que los hondureños amamos la democracia y la paz. La Presidente Castro debe entender que las exigencias democráticas del pueblo no son negociables, y que debe alejarse de esa nefasta agenda política izquierdista, que tanto daño le está haciendo al país.
Los dirigentes de Libre deben deponer sus propósitos antidemocráticos y deben respetar la Constitución y las leyes. Respetar el Estado de derecho y respetar nuestra democracia es el único camino que tienen para terminar su gobierno de una forma positiva.
Aunque hasta el momento su ineficacia administrativa, y el desentendimiento de los problemas nacionales por afianzar su agenda política, ha provocado un alto costo de la vida; la canasta básica anda por las nubes, se ha incrementado el desempleo, la delincuencia; asimismo se ha aumentado el número de compatriotas que abandonan el país; la corrupción continúa galopando impunemente.
Si en verdad la Presidente Castro está interesada en mejorar las condiciones de vida de los pobres, que realmente se ponga a trabajar y deje de andar de viajera, con extensas comitivas, gastando los millones del pueblo a diestra y siniestra, mientras en los hospitales no hay medicinas.
¡Defender la democracia es tarea de todos!