Cuando vimos el catálogo de fotos de la fiscal Francia Sofía Medina, acusada de sustraer más de 63 millones de lempiras del Banco Central, dinero que ha sido decomisado a los autores de hechos criminales y que forma parte del expediente de pruebas, en ningún momento dimos crédito que una esbelta mujer con un cuerpo con curvas bien delineadas, todo en ella bien torneado, era una funcionaria del Ministerio Público.
Tampoco es que, para ser fiscal, una mujer deba tener como característica la fealdad, sino que ver a la fiscal Francia Sofía Medina en una pose tan despampanante, luciendo su curvatura física frente al espejo y el teléfono, como queriendo confirmarse ella misma que era tan bella como irresistible, que ni las bóvedas donde se guarda el dinero en el BCH podían permanecer cerradas ante una solicitud suya, que por las fachas en que apareció en las fotos, más parece una de esas figuras de la farándula, que exhiben su hermosura para justificar su falta de inteligencia, que una fiscal que debe atender asuntos delicados que exigen una conducta prudente y en muchas formas, privacidad personal.
Esta fiscal, que, por su inclinación al exhibicionismo corporal, luce como una aspirante a ser incorporada en los certámenes de belleza, en su desempeño debe haber sido una persona que gozaba de una enorme aceptación en las oficinas del Banco Central, donde se resguardan cuantiosas sumas de dinero incautadas en diversos operativos que montan las autoridades en contra de los grupos delictivos que operan todo tipo de tráfico y de cuya actividad logran agenciarse grandes sumas de dinero.
Entregar tanto dinero a una fiscal no se puede justificar, suponemos que la fiscal Francia Sofía Medina no sacó el dinero en un solo acto, los 63 u 88 millones de lempiras debieron ser entregados en varias partes, es decir, hubo varios retiros, lo que debió haber despertado las sospechas en los jefes de la dependencia del BCH que maneja la delicada responsabilidad de custodiar dinero incautado, que aunque es un caudal que por el momento no tiene un propietario definido, como es un elemento de prueba, es hasta que haya un veredicto de un tribunal que conoce el caso, que se podría determinar su destino, debiendo ser reintegrado a los propietarios de ser declarados inocentes en la sentencia, caso contrario, si los imputados resultaren culpables es dinero que pasa a las arcas del Estado, para resarcir los daños que los delincuentes pudieron haberle causado a la economía nacional.
Ni 63 millones, ni 88 millones, ni mil lempiras que hubiera sido la cantidad decomisada o incautada, pueden permanecer al libre albedrío de uno o más funcionarios del BCH. Es obvio que en esta sustracción millonaria hay más que gato encerrado, por lo que las autoridades a esta hora ya deben haber dilucidado sin muchas complicaciones que en esta operación hay una trama donde han participado varias personas, dentro y fuera del BCH. No se puede sacar tanto dinero de la institución bancaria estatal a través de un embudo; una suma de gran cuantía como la que se menciona solo pudo ser objeto de extracción contando con la complicidad de una organización.
El BCH ha disfrutado del prestigio de ser una entidad seria, ordenada y sujeta a los más rigurosos procedimientos en todas sus operaciones. En un tiempo, cuando el licenciado Carlos Lorenzana QEPD, conocido como un auditor exigente, que no permitía ningún tipo de libertades a los funcionarios que manejaban valores incautados o decomisados que pasaban al resguardo de esa entidad, cierta vez al detectar un manejo muy parecido al que nos ocupa sobre la detención de la fiscal Medina, hizo la denuncia a través de los medios informativos, al tiempo que renunció al cargo, prefiriendo no continuar en la institución cuando descubrió que no todo en el BCH era transparencia.
El descubrimiento de la extraña operación de la fiscal Francia Sofía Medina, amerita una revisión de todos los procedimientos vigentes en el BCH, no solo en lo que concierne a la custodia de valores incautados o decomisados, sino en todo lo demás. El hecho de conocer que desde el gobierno están usando las divisas que conforman la reserva del BCH para gasto público, implica que los malos manejos no solo provienen de operaciones extraña como el descubierto a la tantas veces mencionada fiscal, sino que la mano peluda del más alto nivel oficial está abusando del uso de recursos que le pertenecen a la nación, lo que también es un delito, porque los gobiernos son los que más delinquen metiendo las manos en las arcas del Estado.
Así que, a ponernos vivos todos, porque no solo se está violando la Constitución, sino que nos están robando a mansalva por todos lados.
Así son las cosas y así se las hemos contado hoy viernes 1 de diciembre de 2023.