Italia sufrió, pero está de vuelta en un gran torneo tras el empate cosechado este lunes ante Ucrania (0-0) en un duelo igualado en el que Federico Chiesa fue diferencial.
La selección italiana podrá defender la corona obtenida en 2021 en la próxima Eurocopa 2024 de Alemania sin necesidad de jugar la repesca que, en cambio, sí tendrán que disputar los ucranianos.
En el Bayern Arena de Leverkusen (Alemania), elegido como sede neutral al no poder jugarse en Ucraina, Italia, la actual campeona de Europa, se jugaba su clasificación. Ironías del fútbol, fuera dos Mundiales seguidos pero una Eurocopa ganada.
Un empate le bastó para evitar otra catástrofe, para respirar por fin un poco de tranquilidad en el seno ‘azzurro’, para empezar a construir algo más sólido en torno a Spalletti y a su generación de futbolistas.
Ucrania necesitaba la victoria, por lo que salió a ganar. De hecho, con Zinchenko y Mudryk como líderes, hizo temblar a los italianos con cinco minutos de auténtico terror que salvó Donnarumma con dos paradas. Los fantasmas de la repesca sobrevolaron el escenario por primera vez, pero resistió Italia el primer envite.
Resistió el físico y la gran presión ucraniana y le dio la vuelta a las tornas. Impuso su idea, su criterio, su juego y su personalidad por encima de una Ucrania cada vez más hundida, cada vez más minimizada. Culpa, otra vez, de Federico Chiesa. El del Juventus, como ante Macedonia en la pasada jornada, volvió a ser el que tiró del carro, el que desbordó con éxito, el que apareció entre líneas para pedir el balón rodeado y sacar petróleo. Fue el faro.
Un líder al que se le fueron sumaron con el paso de los minutos los jugadores de más calidad. Los Barella, Dimarco, Di Lorenzo, Raspadori, Frattesi y Zaniolo para ayudarle con la tarea. Pero la afición volvió a ilusionarse con Chiesa, al que sueñan con ver otra vez a ese nivel que exhibió en la pasada Eurocopa y que parece que está dispuesto a alcanzar.
Se inventó el juventino una gran jugada entre líneas, regaló un pase perfecto a Frattesi y el del Inter se topó con Trubin bajo palos en el uno contra uno. De nuevo Chiesa, tras una combinación Dimarco por la banda izquierda, sacó un centro medido al corazón del área pequeña al que Rapadori no llegó de milagro para abrir el marcador. Un remate de Di Lorenzo de cabeza rozó el tanto. Italia, salvo esos cinco minutos de miedo absoluto, fue superior la primera mitad.
Sólida en defensa, Ucrania empezó el segundo acto con la intensidad y convicción de un equipo que necesitaba un gol. El dominio general de Italia en la primera parte dio paso a un ida y vuelta constante, con Chiesa y Mudryk, que rozó el gol tras una salida en falso de Donnarumma y obligó al del PSG a enmendar su error con una gran parada, como grandes exponentes del peligro de sus respectivos equipos.
Mantuvo su apuesta Ucrania con una presión asfixiante que empezó a generar el nerviosismo de una Italia que perdió presencia ofensiva ante el buen papel de los ucranianos, que empezó a gritar desesperada por la constante presencia amarilla en campo azul, que veía como el crono no avanzaba y que comenzó a notar el cansancio acumulado.
Sufrió Italia, más por la impaciencia, el nerviosismo y por el arreón final de una Ucrania que protestó un posible penalti de Cristante sobre Mudryk que por las ocasiones generadas por su rival, que tendrá que jugar la repesca. Celebró Spalletti y gritaron los jugadores aliviados por el empate. Italia está de vuelta a un gran torneo y defenderá su corona.