Nery Alexis Gaitán
La defensa de nuestro sistema democrático es crucial para que los hondureños podamos vive en paz. Es el único camino que podemos transitar para desarrollar nuestro país. Al perder la democracia, perdemos la paz y nos encaminamos a la miseria absoluta.
Y no es que nuestra naciente democracia sea perfecta, ya que adolece de una mayor equidad social, pero es el sistema de vida que hemos elegido la mayoría de los hondureños. Indigna que políticos corruptos, de todos los partidos políticos, se hayan dedicado casi en exclusiva a robarse el dinero del pueblo. Esa es la razón de que seamos un país muy pobre, casi miserable.
A los políticos hondureños, corruptos hasta la médula, no les importa condenar a los pobres a la miseria con tal de llenarse los bolsillos y darse la gran vida. Y como no tienen ningún horizonte moral, son capaces de vender hasta la madre que los parió.
Es así que en la actualidad estamos viviendo una crisis social aguda, producto de las ansias de seguir gobernando de los dirigentes del Partido Libre. Ya que desean perpetuarse en el poder mediante la convocatoria a una fatídica Asamblea Nacional Constituyente para redactar una nueva Constitución y modificar los artículos referentes al período de gobierno, y así poder reelegirse indefinidamente.
Para ello han empezado a poner en práctica su malévolo plan, empezando por tener injerencia en los demás Poderes del Estado, y han conseguido nombrar a sus partidarios. Se salieron con la suya al nombrar a la carrera, en una sesión, al procurador y subprocurador; lo mismo sucedió con el nombramiento de los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia. La gota que derramó el vaso fue el ilegal nombramiento, de forma interina, del Fiscal General y Fiscal Adjunto; los nombraron con nueve votos.
Esa ha sido la última estrategia que han usado en el Congreso Nacional, agudizando la crisis en ese Poder del Estado. Y es que desde el inicio del gobierno, Mel Zelaya, el Presidente de Honduras, se dio a la tarea de asaltar el Congreso para llevar a cabo sus fines políticos; empezó por legislar un Pacto de Impunidad con el que sacó a delincuentes de las cárceles y los colocó en posiciones estratégicas del gobierno.
Con la instauración del gran familión, un nepotismo sin precedentes, en puestos claves gubernamentales, se ha asegurado que su agenda política se instaure sin que la oposición pueda hacer algo. La lección que Mel aprendió en el 2009 lo ha hecho más sagaz para llevar a cabo sus propósitos antidemocráticos.
Y es que las actuaciones de este gobierno izquierdista, plegado a los intereses del fracasado socialismo del Siglo XXI, son de corte dictatorial, intolerante, desean imponer sus intereses sin importarles que incendien una vez más a la patria. Y de paso su desempeño administrativo es ineficiente, producto de que han colocado en cargos clave a personas con currículum político, pero sin capacidad gerencial alguna. Lo que ha generado huelgas y protestas en todos los sectores.
Es obvio que el ataque frontal de Libre a nuestra democracia es producto de querer instaurar una dictadura populista de izquierda, al estilo de Nicaragua, Venezuela y Cuba, países que están sumidos en la miseria: que es lo que produce ese sistema de gobierno.
El momento es crucial, el pueblo debe defender nuestro sistema democrático. El Bloque de Oposición Ciudadana está presentando un frente de batalla a favor de Honduras. La convocatoria a salir a marchar por la defensa de nuestra democracia y el Estado de Derecho, el sábado anterior, fue todo un éxito. El pueblo respondió de una forma positiva y fue claro al censurar las actuaciones antidemocráticas de Mel Zelaya, a quien no le importa dividir nuevamente a la familia hondureña, con tal de seguir en el poder.
Esta marcha patriótica refleja que el pueblo hondureño repudia a Libre y no está dispuesto a perder la democracia en que vive. Es momento de que todos defendamos a Honduras.
¡Libre nunca más!