El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, firmó este lunes parte de un acuerdo de comercio con Taiwán para profundizar la cooperación económica con la isla, pese a la oposición de China.
En un comunicado, Biden anunció su firma del primer acuerdo dentro de la llamada Iniciativa EE.UU.-Taiwán del Siglo XXI, que pese a no ser un tratado de libre comercio, ha sido descrito por Taipéi como el pacto comercial más amplio entre ambas partes desde que Washington estableciera en 1979 lazos diplomáticos con Pekín bajo el principio de reconocer “una sola China”.
Aun así, este acuerdo parcial suscrito hoy por Biden es limitado, ya que cubre asuntos como los formularios de aduanas, las prácticas regulatorias y las medidas anticorrupción, pero no aborda los aranceles sobre determinados bienes ni las quejas taiwanesas sobre la doble imposición en EE.UU..
Esta parte inicial del convenio fue suscrita el pasado 1 de junio por el Instituto Estadounidense en Taiwán, que actúa como embajada “de facto” de EE.UU. en la isla, y la Oficina del Representante Cultural taiwanés en Washington, que defiende los intereses de su Gobierno en el país norteamericano.
El texto indica que su objetivo es “fortalecer y desarrollar relaciones económicas entre EE.UU. y Taiwán” en beneficio mutuo; establecer las bases para una futura cooperación; y proporcionar los requisitos de transparencia y consultas para futuros acuerdos.
Se espera que en los próximos meses ambas partes lleven a cabo negociaciones sobre trabajo, medioambiente y comercio digital, dentro de esta iniciativa.
Según datos oficiales de EE.UU., en 2021 las exportaciones estadounidenses de bienes y servicios a Taiwán ascendieron a 47.300 millones de dólares, un 18,8 % más que en 2020, mientras que las importaciones desde la isla al país norteamericano fueron de 86.900 millones de dólares.
EE.UU. es el segundo socio comercial de Taiwán por detrás de China, ya que sus transacciones suponen el 12,6% de su comercio total y el 10,2% de las importaciones taiwanesas.
En junio, este pacto ya suscitó la ira de China que criticó a Washington por “dar una señal errónea a las fuerzas separatistas de Taiwán”.