La fiscalía vaticana acusó hoy al cardenal Angelo Becciu de orquestar varias de las irregularidades financieras que juzgan los tribunales vaticanos, entre ellas la compra de un edificio en Londres con fondos del Vaticano, operación que resultó fraudulenta y que terminó generando un importante agujero económico a la Santa Sede.
«El edificio de Londres fue su operación, partió de él», afirmó el fiscal Alessando Diddi durante una audiencia del proceso sobre las inversiones financieras dirigidas por la Secretaría de Estado.
Se espera que el fiscal comunique la petición de pena en la próxima semana, indicó la prensa local.
En declaraciones tras su intervención ante el tribunal, Diddi indicó que Becciu fue el «verdadero instigador» de varias operaciones irregulares y además «ordenó cribar las cuentas de la Secretaría de Estado para protegerlas de controles».
Asimismo, lo acusó de no colaborar con la justicia de la Santa Sede: «El cardenal Becciu pensó que para él lo mejor no era defenderse en el juicio, sino contra el juicio. Para él, la mejor defensa era atacar a quienes representaban a la autoridad judicial».
Becciu ejerció entre 2011 y 2018 como número dos de la Secretaría de Estado vaticana, hasta que el papa retiró sus derechos cardenalicios por ser el principal implicado en la trama en la compra y posterior venta fraudulenta de un edificio en Londres, que causó un perjuicio a la Secretaría de Estado vaticana de entre 139 y 189 millones de euros, según la fiscalía.
El purpurado está imputado con otras 9 personas en este juicio que desde julio de 2021 trata de esclarecer supuestas irregularidades en las cuentas de la Secretaría de Estado vaticana.
Entre los testimonios del proceso destacó el del arzobispo venezolano Edgar Peña Parra, adjunto de la Secretaría de Estado vaticana y número tres en la escala de poder de la Santa Sede, quien afirmó en marzo que hubo «clientelismo» y «deficiencias» en la gestión de las finanzas.
De acuerdo con el venezonalo, esta manera irregular y opaca de gestionar las finanzas era una constante por parte de Becciu y su responsable administrativo, el sacerdote Alberto Perlasca.
La declaración de Peña Perra era muy esperada, ya que se trataba de la persona de más alto rango que intervino en el proceso, después de que se descartara a principios de año la intervención del papa Francisco y se aplazara la decisión sobre la eventual presencia del actual secretario de Estado, Pietro Parolín.
El arzobispo contó que decidió adquirir el 100 % del edificio de Londres al poco tiempo de tomar posesión del cargo en 2018, después de que Perlasca le recomendara hacerlo para no perder «toda la inversión».
Sin embargo, el venezolano paralizó el proceso y pidió más documentos al comprobar que días antes, el 22 de noviembre de 2018, Perlasca había suscrito un contrato marco y otro de compra de acciones con un agente inmobiliario, Molise Gianluigi Torzi, sin su autorización.
Ante la duda, Peña Parra descubrió que, en una operación opaca, el agente se quedó con todas las acciones con derecho a voto mientras que el Vaticano no tenía poder de decisión.
En ese callejón sin salida informó al papa Francisco, quien, según su versión, decidió romper los negocios, recomprar el inmueble y venderlo posteriormente.